jueves, 26 de noviembre de 2009

Tres

I. Intentar

Intentó correr, pero se dio cuenta a la cuadra que el cansacio que le generaba el haber corrido, se acumulaba a la sensación vertiginosa de la sangre corriendo por su cuerpo.
Intentó meditar, pero no podía llegar a ninguna conclusión concreta. Los pensamientos giraban en torno a lo mismo continuamente. Una y otra vez.
Intentó escribir, pero a duras penas pudo llegar a expresar lo que sentía el ser que controlaba al ser que lo controlaba.
Intentó inmediatamente recurrir a una voz humana, pero lo único que quería en ese momento era silenciarla y escuchar el hermoso trabajo que realizaban los seres vivientes de su cráneo.
Intentó leer, pero a medida que la historia transcurría, solo podía deshilarse de ella y volver al punto inicial de la emoción pura.
Intentó enterrarse, regarse y crecer en una maceta piramidal. Pero al echar raices, se dio cuenta de que aquella maceta piramidal solo alojaba sensaciones minúsculas.
Intentó preguntarle al ser que controla al ser que lo controla y solo obtuvo hermosas recreaciones redundantes de los hechos.

II. Poder

Pudo dejar su mente en blanco (o en negro), para dejar un silencio enorme y hermoso entre nota y nota.
Pudo asimilar a su vida cada nota creada, cada silencio perfectamente aplicado, cada energía transmitida, cada presencia, cada alegría.
Pudo discernir esa melodía en particular (tanto como si la hubiese creado él mismo) de las demás desde el comienzo.
Pudo darse cuenta de que sus primeras conjeturas ante el “¿Es o no es mi estilo?“ eran totalmente érroneas.
Pudo transmitirse a si mismo los sentimientos a través de la música. Dejó todo y toco hasta el amanecer.

III. Saber

Supo que al escuchar esa música, él podría aprender mucho de ella. Como la música aprender de él.
Supo que tan solo una mirada hacia los movimientos que producían aquellas vibraciones hermosas, podría dejarlo totalmente transparente.

Ese día, benditamente leí una frase que decía: “No hay que correr tras los presentimientos; más bien al revés. Que los presentimientos nos corran y nos tiren de la ropa hasta demostrarnos que son atendibles.(Liliana Bodoc)”. Bendita frase, bendita, bendita. Sin más que decir. Bendita. La mejor música que escuché en mucho tiempo. Gracias Hermeto, Luis, sonido malo, libro bendito, parada de bondi, gracias hermano, pizza, noche. A dormir.

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