Hurgando entre las paredes y el techo de mi esfera mental pude descifrar ciertas preguntas que resonaban en mi cabeza.
Es sentir un “la vida se te va“ sabiendo que realmente no se va la vida (como la solemos llamar). Pero sabemos bien que lo que se van son miles de segundos en los que podríamos haber estado mirando una parte de nosotros mismos desde afuera. Mirando los ojos de un alma que nos mira enamorada y con vehemencia. Respirando apasionadamente el mismo aire que desecha nuestra vida. Sintiendo el agasajo generado por dos cuerpos en contacto acariciándose y mirándose a los ojos.
Todo esto puede transformar cualquier situación en algo hermoso.
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